La crisis de la vivienda es uno de los mayores desafíos sociales al que se enfrenta la sociedad en todo el mundo. Alrededor del 80% de las ciudades carecen de las opciones de vivienda asequibles para satisfacer la demanda de la mayoría de su población. Según el informe “Vivienda sostenible y asequible” de WorldGBC, el mundo necesitaría construir dos mil millones de viviendas durante los próximos 75 años para conseguirlo, lo que significa que cada día será necesario construir 96.000 nuevas viviendas asequibles.
Esta crisis de acceso a la vivienda está interrelacionada con la doble crisis del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. De hecho, el sector de la construcción puede seguir exacerbando en estos problemas o, por el contrario, puede ser parte de la solución. La industria mundial de la edificación y la construcción necesita un cambio con el objetivo de implantar medidas y soluciones sostenibles a gran escala.
Este es precisamente el objetivo del informe que desafía la idea generalizada de que la vivienda asequible y sostenible no es viable a gran escala. De hecho, según el estudio, muchas de las soluciones a la crisis habitacional global ya existen y son accesibles. A través de estudios de caso en cinco continentes, el informe destaca proyectos vanguardistas que convierten la vivienda sostenible y asequible en una realidad para todos. Desde casas impresas en 3D en Kenia hasta modelos de financiación colaborativa y participación comunitaria en Nepal, pasando por la modernización y renovación de viviendas para hacerlas más resilientes ante desastres en Filipinas.
Desafíos de la vivienda en Europa
Con respecto a la situación en Europa, el estudio recoge que, a pesar de que la cuenta con el PIB per cápita más alto de cualquier continente representa menos del 10% de la población global. De cara al futuro, prevé que la mayoría de los países europeos experimentarán una disminución del 20% en su población para el año 2050.
Un cambio demográfico que plantea desafíos sustanciales para el sector de la vivienda, ya que se ha observado un aumento del 30% en los precios medios de las viviendas privadas y un incremento del 15% en los alquileres entre 2015 y 2021.
Entre los factores que están contribuyendo a esta dinámica, el estudio destaca el el aumento de los costes de alquiler, el turismo no regulado y la privatización del parque de viviendas sociales. Asimismo, recoge que hay una tendencia hacia la firma de contratos laborales temporales y precarios (más inseguros), lo que agrava la situación, generando una mayor preocupación por los hogares de bajos y medianos ingresos, así como por los grupos vulnerables.
Esta problemática ha dado lugar a un incremento notable en la preocupación por la exclusión social, la pobreza urbana y el desempleo en la región. A medida que estos desafíos persisten, varios países europeos también observan un aumento en la tendencia de la exclusión social, con un impacto directo en la calidad de vida de sus habitantes.
Europa, además, tampoco escapa al impacto del cambio climático, con fenómenos climáticos extremos como sequías, inundaciones y olas de calor que se vuelven cada vez más frecuentes. Esta realidad, según el estudio, “agrega una capa adicional de complejidad a la gestión del sector de la vivienda, exigiendo respuestas efectivas y sostenibles para abordar simultáneamente los desafíos demográficos y ambientales”.
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