El vicepresidente segundo y conseller de Vivienda y Arquitectura Bioclimática, Rubén Martínez Dalmau, ha asegurado que la nueva Ley de Arquitectura y Calidad del Entorno Construido es una oportunidad para replantear “desde los nuevos paradigmas, el papel de la vivienda como núcleo de la actividad humana” tras participar en la jornada de trabajo ‘Ley de Arquitectura y Calidad del Entorno Construido’, organizada por la Vicepresidencia Segunda y Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática, en colaboración con el Ayuntamiento de València y el Colegio de Arquitectos de la Comunitat Valenciana.
El objetivo de la misma es, mediante un proceso participativo, debatir, analizar y recoger aquellas propuestas del sector y colectivos interesados y aportar la perspectiva valenciana a la futura norma que elaborará el Ministerio de Trasporte, Movilidad y Agenda Urbana.
En torno al eje principal de fomento de la calidad, desde la Comunitat se pretende hacer especial hincapié en aportar una visión de la arquitectura como instrumento de cohesión social, clave para el desarrollo económico y la innovación, potenciando su faceta más sostenible y como un instrumento capaz de promover la cultura y salvaguardar el patrimonio tanto cultural como natural. En definitiva, mostrar la arquitectura como una herramienta para mejorar la vida de los ciudadanos.
El vicepresidente ha expuesto a través de diferentes testimonios cómo la pandemia ha puesto de manifiesto que muchas viviendas han sido incapaces de dar una respuesta a las necesidades básicas de las personas. Así, Martínez Dalamu ha manifestado que la vivienda es un derecho inalienable de las personas, “sin olvidar la importancia de contar con unas condiciones habitacionales adecuadas para desarrollar una vida digna en cualquier circunstancia”. Por tanto, “es el momento de un cambio de enfoque a la hora de pensar el entorno construido, no solo basado en la estética y la funcionalidad, sino también debe contribuir a la calidad de vida de las personas”.
Instrumento de cohesión social
En su intervención también ha resaltado el potencial de la arquitectura como un instrumento de cohesión social. “Los entornos construidos son los espacios de las relaciones sociales”, por lo que “un parque edificado de calidad posibilita que las personas se identifican con sus espacios de vida, reforzando la cohesión social al construir espacios seguros, accesibles y asequibles que garantizan un adecuado bienestar y confort“.
De ahí que desde la Vicepresidencia Segunda y Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática se proponga que esta ley incluya la definición de los niveles de calidad base de las edificaciones que permitan identificar situaciones de infravivienda y vulnerabilidad. Ello permitiría, según ha explicado, crear un censo estadístico de las viviendas que no reúnen las condiciones adecuadas.
Por otra parte, esta nueva normativa también deberá atender la realidad de cada territorio y en ello jugarán un papel fundamental las administraciones autonómicas y municipales, impulsando un nuevo modelo de arquitectura que combine métodos tradicionales de la mano de las últimas tecnologías y materiales.
Por último, ha reseñado que un aspecto fundamental de la ley será la inclusión de la sostenibilidad como un valor central de la arquitectura y el entorno construido. En ese sentido “las administraciones pueden actuar como una fuerza tractora fundamental a través de la inclusión de criterios de calidad arquitectónica y medioambiental a la contratación pública que se tengan en cuenta en la adjudicación de los concursos”. Ese ya es el caso de plan IRTA o el Plan Astrea de la Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática.
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