En España, más del 60% de los edificios residenciales tiene más de 40 años, y un 32% supera el medio siglo de antigüedad. Además, el 20% están en estado de conservación malo o regular, según el Banco de España. Sin embargo, cuando llega el momento de reformar, la mayoría de los propietarios priorizan lo que se ve antes que lo que realmente importa. El informe «La descarbonización del sector residencial en España», elaborado por el CGATE, revela esta paradoja: aunque el parque de viviendas envejece a un ritmo imparable, la reforma de vivienda más popular sigue siendo la que mejora la estética (como cocinas y baños), en lugar de las que garantizan seguridad, eficiencia energética o preparación para el futuro.
El problema no es solo de gusto, sino de desinformación y cortoplacismo. Mientras la Unión Europea exige reducir un 55% las emisiones en edificios para 2030, en España se sigue invirtiendo en azulejos nuevos en lugar de en aislamiento térmico o instalaciones eléctricas seguras. Y esto tiene consecuencias: viviendas mal aisladas que derrochan energía, sistemas eléctricos obsoletos y un parque residencial que se queda atrás en la transición ecológica.
Este contraste define hoy el panorama de las reformas de viviendas en España: ¿Estamos reformando para vivir mejor, o solo para que nuestra casa se vea mejor en Instagram? Porque, al final, una cocina bonita no evita que el invierno se cuele por las grietas de una pared mal aislada.
Las demandas de reforma de los propietarios
El estudio del CGATE revela que las actuaciones más solicitadas por los propietarios giran en torno a la mejora visual y funcional de espacios concretos, especialmente en baños y cocinas. Son intervenciones que transforman la experiencia diaria del hogar, aunque aportan poco a su sostenibilidad o eficiencia a largo plazo.
En concreto, la reforma del baño es la actuación estrella. Representa el 33% de las prioridades y se realiza con frecuencia en la mitad de los casos. Su popularidad se explica por la percepción de ser una mejora inmediata, visible y relativamente asequible.
Al baño le sigue la reforma de la cocina, con un 25% de prioridad y una ejecución frecuente en el 44% de las viviendas reformadas. El cambio de carpintería y cierres exteriores completa el podio con un 24% de prioridad y un 57% de ejecución frecuente.
Sin embargo, con respecto a este último capítulo, hay un detalle revelador: el 57% de quienes cambian carpinterías exteriores -una reforma con impacto real en la eficiencia energética- lo hacen por estética, no por ahorrar en calefacción. Es decir, prefieren una ventana bonita a una que no deje escapar el calor.
De este modo, el informe detalla que:
- Baños (33% de prioridad): Se reforman en el 50% de los casos, pero rara vez incluyen mejoras en fontanería o grifería eficiente.
- Cocinas (25% de prioridad): El 44% de los propietarios las actualiza, aunque solo el 10% aprovecha para instalar electrodomésticos de bajo consumo.
- Carpinterías exteriores (24% de prioridad): Se cambian por diseño, no por aislamiento. Y solo el 14% añade doble acristalamiento.
El resto de reformas siguen la misma lógica:
- Pintar paredes (22%)
- Redistribuir espacios (16%)
- Cambiar suelos (15%)
Estos datos reflejan un patrón claro: las familias priorizan la habitabilidad, el diseño y la comodidad por encima de la rehabilitación energética. Cuando el presupuesto es limitado, las inversiones se dirigen a lo visible. La reforma de vivienda más popular, en consecuencia, sigue siendo aquella que mejora la imagen y el confort, pero no necesariamente la eficiencia o seguridad del inmueble.
La gran olvidada: eficiencia energética y seguridad
Si las reformas estéticas acaparan el presupuesto, las que realmente marcan la diferencia quedan relegadas a un segundo plano. Las intervenciones ligadas a la eficiencia energética continúan rezagadas. A pesar de su importancia para la sostenibilidad, el aislamiento térmico o la actualización eléctrica apenas figuran entre las prioridades de los propietarios. Según el CGATE, estas son las actuaciones con menos prioridad:
- Aislamiento térmico (14%): Solo el 7% de los propietarios lo considera urgente, aunque podría reducir hasta un 30% el gasto en calefacción.
- Actualización eléctrica (13%): Menos del 10% de las viviendas tienen instalaciones preparadas para coches eléctricos o placas solares, algo que será obligatorio en 2025.
- Energías renovables (6%): Instalar placas fotovoltaicas o sistemas de aerotermia sigue siendo residual, pese a las ayudas públicas.
El problema, según el informe, no es solo económico. Muchos propietarios no saben que su vivienda incumple normativas o que, sin una instalación eléctrica moderna, no podrán cargar un coche eléctrico ni instalar un sistema de autoconsumo. Y cuando lo descubren, suele ser demasiado tarde.
Reformar con cabeza, no solo con estilo
La obsesión por lo estético tiene un coste: viviendas que siguen siendo ineficientes, inseguras y mal preparadas para el futuro. El informe del CGATE lo deja claro: reformar un baño o una cocina está bien, pero no puede ser lo único. Porque una casa bonita que gasta el doble en luz, que no aguanta un aire acondicionado en verano o que tiene riesgo de incendio por una instalación eléctrica antigua, no es una casa bien reformada.
Ante esta situación, los propietarios deben ser consciente de la situación y estado real de su vivienda. Antes de elegir los azulejos, deben solicitar un informe técnico que evalúe el estado real de la vivienda.
Los profesionales, por su parte, tienen un doble reto: educar al cliente sobre lo que realmente necesita su vivienda y aprovechar el momento de la compraventa para proponer reformas integrales.
Preguntas frecuentes sobre la reforma de vivienda en España
¿Cuál es la reforma de vivienda más popular en España?
La reforma de baño encabeza el ranking. Según el informe del CGATE, es la actuación más prioritaria (33%) y la más frecuente (50% de los casos), seguida por la reforma de cocina y el cambio de carpintería exterior.
¿Por qué los baños y cocinas son las zonas más reformadas?
Porque son espacios de uso intenso y visibles. Además, una reforma en estas zonas mejora tanto la funcionalidad como la percepción estética del hogar, lo que incrementa su valor inmediato sin requerir una inversión desorbitada.
¿Qué papel juega la eficiencia energética en las reformas actuales?
Un papel secundario. Aunque las reformas energéticas son esenciales para la descarbonización, muchos propietarios las consideran costosas o de bajo impacto visual. Aislamiento, electricidad y energías renovables aún no figuran entre las prioridades domésticas.
¿Qué porcentaje de viviendas en España necesita rehabilitación energética?
Más del 60% de los edificios residenciales tiene más de 40 años y un 32% supera los 50. Cerca del 20% presenta un estado de conservación deficiente, lo que evidencia la urgencia de intervenir en eficiencia y seguridad.
¿Por qué se da esta diferencia entre lo que recomiendan los expertos y lo que hacen los propietarios?
Principalmente por una falta de información técnica y una percepción errónea del valor de las reformas estructurales. Los propietarios priorizan el impacto visual y el confort inmediato, mientras los expertos insisten en la importancia de modernizar instalaciones y aislamiento.
¿Qué reformas deberían priorizarse para una vivienda más sostenible?
El refuerzo del aislamiento térmico, la renovación eléctrica y la instalación de sistemas de energía solar o aerotermia. Estas actuaciones reducen el consumo, aumentan la seguridad y preparan el hogar para un futuro energético más limpio.
¿Existen ayudas o subvenciones para reformas energéticas?
Sí. Los fondos europeos Next Generation y los programas autonómicos ofrecen subvenciones para rehabilitaciones que mejoren la eficiencia energética o reduzcan emisiones. Sin embargo, la gestión burocrática y la falta de asesoramiento dificultan su aprovechamiento.
¿Cuánto puede costar una reforma integral de vivienda?
Depende del tipo de actuación y del tamaño de la vivienda. Una reforma integral suele situarse entre 400 y 700 euros por metro cuadrado. En cambio, una reforma parcial (como baño o cocina) puede rondar los 4.000 a 10.000 euros.
¿Qué impacto tiene una reforma eficiente en el valor de la vivienda?
Un impacto notable. Las viviendas con buena calificación energética pueden revalorizarse entre un 10% y un 20%, además de reducir el gasto anual en energía. También mejoran su atractivo de cara a la venta o alquiler.
¿Qué papel deben jugar los profesionales del sector?
Los arquitectos, técnicos y empresas de reformas tienen la responsabilidad de educar al cliente, explicando cómo combinar estética, confort y sostenibilidad. Su asesoramiento puede transformar una simple reforma en una inversión inteligente y duradera.
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