El consumo de cemento en España ha caído de nuevo en mayo por encima de los dos dígitos, con un descenso del 17,8%, que sitúa los valores absolutos en 1.143.853 toneladas, casi 250.000 t menos que en el mismo mes de 2019, según los últimos datos publicados en la Estadística del Cemento.
El reinicio de las obras en mayo, tras el desplome de la demanda que conllevó su parada durante una quincena en abril, no ha reducido la incertidumbre en el mercado ni ha impedido que el consumo continuara reduciéndose en nuestro país, hasta acumular, en los cinco primeros meses del año, una caída del 21,2%, un porcentaje de dos dígitos que nos retrotrae a los peores años de la crisis de 2008. En valores absolutos, el consumo de cemento en lo que va de año no alcanza los cinco millones de toneladas (4.873.684 t) frente a las más de seis del pasado año.
Ampliando la perspectiva a doce meses atrás, los datos del año móvil (junio 2019 – mayo 2020) alertan también de la recesión del mercado, con una caída del 6,6%; un mercado tan errático dificulta las previsiones sobre el cierre del ejercicio.
“La industria cementera española lleva más de diez años intentando recomponerse de la grave crisis de 2008. Y, sin haber salido aún de ella, sobreviene ahora esta conmoción que suma incertidumbres a unas compañías muy debilitadas y a todo un sector constructor muy intensivo en mano de obra. Nuestro país no puede seguir permitiéndose el lujo de contener el déficit público básicamente a través de la paralización de las infraestructuras. Ya hemos perdido una década, no podemos perder más tiempo”, explica el presidente de Oficemen, Victor García Brosa.
“La prioridad debe ir en una doble vía: impulsar infraestructuras relacionadas con el “Acuerdo Verde Europeo” y la “Agenda 2030” y facilitar el relanzamiento de la demanda residencial con la aprobación de avales y líneas de crédito en la compra de nueva vivienda. Me refiero al ‘Help to buy’, ya implantado con éxito en otros países, como Reino Unido, que permite asumir la compra de vivienda a jóvenes con capacidad de pago, pero sin ahorro previo”, añade.
Estas dos medidas de activación de la demanda, junto con la reducción de los costes energéticos y ambientales para la industria cementera, a través de la aprobación urgente del estatuto del consumidor electrointensivo, son tres de las acciones para la reconstrucción nacional, presentadas por el presidente de Oficemen en la cumbre de la CEOE “Empresas españolas liderando el futuro”, celebrada esta semana.
Por otra parte, y fruto del compromiso de la industria cementera contra el cambio climático, el pasado mes de mayo, la patronal cementera europea, Cembureau, presentó al Vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, su hoja de ruta con la ambición de lograr la descarbonización total del sector cementero europeo para el año 2050.
Las exportaciones continúan en un acumulado anual poco alentador
Los diferentes ritmos de desescalada en los mercados han permitido que, en el mes de mayo, las exportaciones hayan crecido un 11%, lo que supone algo más de 50.000 toneladas que en el mismo mes de 2019. No obstante, esta circunstancia no ha impedido que la caída acumulada en los cinco primeros meses del año se sitúe en el 19%, con una pérdida de 530.000 toneladas.
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