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¿Cuánta energía puede generar una azotea comunitaria? Estimaciones y ejemplos reales

Una azotea comunitaria de unos 100 metros cuadrados útiles puede alojar unos 12-15 kWp de potencia instalada

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Una azotea comunitaria con placas solares generando energía limpia para una comunidad de vecinos.

Cada vez más comunidades de propietarios se plantean aprovechar sus cubiertas para  producir energía limpia y ahorrar en su factura eléctrica. Pero una de las dudas más comunes  que surge en las juntas de vecinos es esta: ¿realmente merece la pena instalar placas solares en comunidad de vecinos? ¿La superficie del tejado será suficiente para generar  energía útil? ¿Cuántos vecinos podrán beneficiarse? ¿Cuál es el potencial real de esa azotea  aparentemente desaprovechada? 

La buena noticia es que, gracias a la evolución de la normativa y a la mejora de la tecnología  fotovoltaica, hoy una cubierta comunitaria puede convertirse en una fuente de ahorro  energético y empoderamiento colectivo. En este artículo analizamos cuánta energía puede  producir una instalación solar en un edificio residencial, qué factores influyen, y  compartimos estimaciones prácticas con ejemplos reales. 

De tejado pasivo a tejado activo: ¿cuánta energía cabe en tu azotea? 

La cantidad de energía que puede generar una cubierta comunitaria depende de varios factores  clave: superficie útil, orientación e inclinación del tejado, presencia de sombras, tipo de  paneles instalados y ubicación geográfica del edificio. Pero como punto de partida, podemos  decir que por cada metro cuadrado bien orientado se puede instalar una potencia media de  entre 150 y 200 vatios pico (Wp)

En términos generales, una azotea comunitaria de unos 100 metros cuadrados útiles (tras  descontar obstáculos, antenas, chimeneas, etc.) puede alojar unos 12-15 kWp de potencia  instalada. Esto equivale a entre 16.000 y 22.000 kWh anuales de producción solar en una  ciudad con buena radiación como Sevilla, Valencia o Madrid. En zonas del norte peninsular, esa  cifra se reduce ligeramente, pero sigue siendo muy rentable: del orden de 13.000 a 17.000 kWh  al año. 

Para ponerlo en contexto, el consumo eléctrico medio de una vivienda en España es de unos  3.500 kWh al año. Por tanto, una cubierta comunitaria de 100 metros cuadrados útiles podría  abastecer, al menos parcialmente, a entre 4 y 6 viviendas al 100% o a 10 o 12 viviendas de  forma parcial, en función del patrón de consumo. 

Factores técnicos y legales a considerar 

La superficie disponible no siempre es aprovechable al 100%. Hay que tener en cuenta las  distancias de seguridad, el espacio entre filas de paneles, y si la cubierta es plana o inclinada.  En cubiertas planas, se pueden instalar estructuras inclinadas hacia el sur, pero eso implica  más separación entre filas para evitar sombras. En cubiertas inclinadas, la orientación y  pendiente natural del tejado influirán en la producción. 

También influye el consumo horario de los vecinos. Cuanta más energía se consuma durante  las horas solares, mayor será el autoconsumo directo, y menor la necesidad de volcar  excedentes a la red. Por eso, muchas comunidades optan por baterías compartidas o por  sistemas de reparto dinámico, ajustando la distribución energética a los hábitos reales.

Desde el punto de vista legal, la Ley de Propiedad Horizontal permite que una comunidad de  vecinos decida instalar placas solares si hay una mayoría simple favorable de ⅓ de los  propietarios y cuotas, y que se reparta el uso solo entre quienes decidan participar. Los vecinos  no interesados no están obligados a contribuir ni a beneficiarse. 

¿Qué ofrece Cambio Energético en este tipo de proyectos? 

La empresa Cambio Energético, con más de 15 años de experiencia en energías renovables, ha  desarrollado numerosas instalaciones en comunidades de vecinos por toda España. Su  enfoque se basa en un acompañamiento completo: desde el estudio inicial del tejado y  consumo comunitario, hasta la gestión de licencias, instalación, legalización, tramitación  de subvenciones y reparto de energía entre los participantes. 

Uno de sus puntos fuertes es la experiencia en adaptar proyectos a cada comunidad, ya que no  existen soluciones genéricas. Algunas comunidades optan por instalaciones que cubren zonas  comunes (ascensores, iluminación, garajes), mientras que otras priorizan el suministro a  viviendas individuales. En muchos casos, se combinan ambas modalidades, lo que permite  maximizar el aprovechamiento solar y repartir ahorros entre todos. 

Además, Cambio Energético gestiona la solicitud de ayudas del programa CE-IMPLEMENTA y de  subvenciones autonómicas, que pueden cubrir entre un 30 y un 60 % del coste total de la  instalación, lo que mejora considerablemente el retorno de la inversión. 

Ejemplo práctico: edificio de 20 viviendas en Madrid 

Tomemos un caso hipotético —basado en proyectos reales— de una comunidad de  propietarios en un edificio de 20 viviendas con una azotea útil de 120 m². Su consumo eléctrico  medio por vivienda es de 3.000 kWh anuales. Se decide instalar una planta de 15 kWp de  potencia, que puede generar unos 20.000 kWh/año

Se incorporan 12 viviendas al proyecto. El reparto se realiza proporcionalmente y cada una  recibe 1.666 kWh/año de energía solar, lo que supone una cobertura del 55 % de su consumo  anual, y un ahorro estimado de entre 350 y 450 euros al año, dependiendo de la tarifa eléctrica. 

Si el coste total de la instalación es de 15.000 euros, dividido entre los 12 vecinos, la inversión  individual sería de 1.250 euros. Esto se amortiza en unos 3 años, y a partir de ahí todo es ahorro neto durante 20 años o más. Si a esto le añadimos las bonificaciones de IBI de las que disponen muchos ayuntamientos en España que pueden llegar a una bonificación de la cuota anual del IBI de hasta el 60%, estamos hablando de que el periodo de amortización puede llegar a ser  inferior al año.  

Energía colectiva, beneficio individual 

Uno de los mayores valores añadidos de las instalaciones solares en comunidades de vecinos  es su capacidad para democratizar el acceso a la energía renovable. Muchas personas no  pueden instalar placas en sus viviendas por falta de tejado propio, pero sí pueden beneficiarse  del tejado compartido. 

Este tipo de proyectos también mejora la eficiencia energética del edificio, revaloriza las  viviendas, reduce las emisiones de CO₂ y fomenta una cultura de colaboración entre vecinos  que trasciende lo meramente económico.

Además, la tecnología de monitorización permite a cada hogar visualizar su consumo, su  producción y su ahorro en tiempo real, lo que fortalece el compromiso con un consumo  responsable.

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