El robo de herramientas, maquinaria de movimiento de tierras y equipos de construcción se ha convertido en una amenaza cada vez más grave para el sector. Los incidentes no dejaron de crecer durante el pasado 2024 y en los primeros meses de 2025 no se ha producido un frente. Todo lo contrario. En marzo de este mismo año, la Guardia Civil detuvo a dos personas acusadas de robar material en una obra en Cala d’Or, Santanyí por valor de 6.500 euros. Ante esta situación, el sector está reaccionando con nuevas estrategias y tecnologías más efectivas. La Alianza ELEVA, por ejemplo, ha intensificado sus esfuerzos para dar una respuesta organizada y combatir esta creciente amenaza que pone en jaque a la industria de la construcción.
Según los últimos datos, los robos en obras crecieron en 2024 un 30% en algunos países europeos con respecto al año anterior. Algo que ha ido unido a una mayor sofisticación en los robos, lo que pone de manifiesto que las bandas criminales están cada vez más profesionalizadas, lo que complica la lucha contra este tipo de delitos.
Al respecto, los grupos organizados cuentan ahora con conocimiento técnico específico, contactos en el sector y rutas de distribución establecidas para la maquinaria y materiales sustraídos. Este contexto exige respuestas cada vez más coordinadas y tecnológicamente avanzadas por parte de las empresas y las fuerzas de seguridad.
¿Qué se roba y cuál es su destino?
El catálogo de bienes sustraídos es amplio y diverso. No solo incluye maquinaria de gran tamaño, sino también accesorios como cubos, pinzas y horquillas, además de componentes mecánicos, electrónicos e hidráulicos. Los materiales como el cobre y los cables son objetivos especialmente codiciados por su valor en el mercado negro. Asimismo, los robos de vehículos, maquinaria de alto valor o incluso tejas de edificios históricos suponen en su conjunto alrededor del 20% de los robos.
La motivación detrás de estos delitos varía según el tipo de bien. En ocasiones, se busca obtener piezas de repuesto de forma ilegal para realizar reparaciones. En otras, el objetivo es desmantelar completamente la maquinaria para vender sus componentes por separado, especialmente los electrónicos y microchips, cuya escasez ha disparado su valor.
En este sentido, destaca que el destino final de estas piezas ha evolucionado: si antes las máquinas robadas se vendían principalmente en mercados extranjeros, ahora es más común su desmantelamiento en centros especializados, varios de los cuales han sido desarticulados en recientes operaciones policiales.
El «modus operandi» de los delincuentes
Las tácticas empleadas por los delincuentes se han sofisticado considerablemente. Un método cada vez más frecuente consiste en la apropiación indebida de maquinaria de alquiler, que con un alto valor económico no son devueltas tras finalizar el contrato, ya que los “clientes” falsifican datos para presentarse como empresas solventes. Otra práctica habitual consiste en el intercambio de piezas nuevas por otras desgastadas durante el periodo de alquiler.
Al respecto, la digitalización de los procesos de alquiler, aunque beneficiosa en muchos aspectos, está facilitando estas prácticas al reducir la verificación física. Los sistemas de geolocalización, que constituyen una primera barrera de seguridad, son neutralizados mediante inhibidores de señal o desmontados rápidamente por delincuentes cada vez más experimentados.
El alto coste de los robos: impacto económico y operativo
Las cifras son alarmantes: las empresas europeas pierden al menos 1.500 millones de euros anuales debido al robo de equipos y materiales de construcción. Esta cantidad podría ser significativamente mayor si se tiene en cuenta que una buena parte de estos delitos no son comunicados oficialmente.
Con un impacto económico importante, los retrasos en los proyectos son otro de los costes de estos robos. Un tercio de las obras se ve afectado por robos, y el 25% de los trabajadores de la construcción encuestados por BauWatch estima que generan demoras superiores a cuatro semanas. Estos retrasos pueden incrementar el coste total del proyecto entre un 10% y un 50%, generando un efecto dominó de consecuencias negativas.
Las repercusiones operativas van más allá de lo económico: entregas interrumpidas, pérdida de confianza de los clientes, sanciones contractuales y aumento de costes operativos. El daño a la reputación constituye un efecto particularmente pernicioso. Las empresas que sufren robos recurrentes ven afectada la confianza de clientes y socios, con consecuencias a largo plazo para su posición en el mercado y su capacidad para conseguir nuevos contratos.
Más allá de lo tradicional: tecnología avanzada y prevención
Por todo ello, las medidas de seguridad tradicionales han quedado obsoletas frente a las técnicas actuales de los delincuentes. Quitar fusibles, utilizar cadenas con alarmas simples o sistemas mecánicos de bloqueo resulta insuficiente cuando las máquinas pueden ser remolcadas o levantadas. La inversión en tecnología de seguridad avanzada se ha convertido en una necesidad ineludible para el sector.
En este sentido, algunas de las soluciones tecnológicas más efectivas y que ya se pueden ver en muchos proyectos de construcción son:
- Sistemas satelitales de última generación: Basados en tecnología dual GPS/GSM y radiofrecuencia, son altamente efectivos para la recuperación y resistentes a interferencias.
- Soluciones telemáticas: Permiten intervenciones más rápidas para recuperar vehículos antes de ser desmantelados.
- Etiquetas de rastreo: Dispositivos especiales para accesorios y partes móviles que permiten un seguimiento continuo.
- Geolocalización oculta y redundante: Sistemas secundarios indetectables que funcionan como respaldo.
- Plataformas digitales con Inteligencia Artificial: Detectan comportamientos sospechosos y previenen suplantaciones en procesos de alquiler.
- Barreras físicas y tecnología de vigilancia: Vallas de alta seguridad, iluminación adecuada, sistemas CCTV avanzados y alarmas inteligentes.
- Controles biométricos: Comienzan a incorporarse en los protocolos de seguridad del sector.
La lucha conjunta: la Alianza ELEVA
Con el fin de reducir la incidencia de estos robos, el sector está reforzando su alianza y colaboración. Por ejemplo, las principales asociaciones sectoriales (AECE, ANAPAT, ANAGRUAL, ASEAMAC) unidas en la Alianza ELEVA están coordinando esfuerzos para maximizar la eficacia de las medidas adoptadas. Su trabajo conjunto con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado quiere facilitar la lucha contra este tipo de delitos.
Las herramientas y acciones específicas desarrolladas incluyen:
- Colaboración policial: Trabajo coordinado con Policía Nacional y Guardia Civil para investigar casos conjuntamente y facilitar el acceso a información relevante.
- Ficheros compartidos: AECE mantiene un fichero de robos actualizado, mientras ANAPAT ha creado un archivo común de denuncias que permite compartir información entre distintas provincias.
- Protocolos estandarizados: Se han desarrollado guías de actuación y buenas prácticas para responder eficazmente ante incidentes.
- Herramientas para denuncias: Documentos estandarizados como el Anexo para denuncias de AECE o la ficha tipo de maquinaria de ASEAMAC agilizan la identificación por parte de las fuerzas de seguridad.
Los resultados comienzan a ser visibles: máquinas recuperadas y robos evitados gracias a la concienciación y acción conjunta. A pesar de estos casos de éxito, el robo de maquinaria en la construcción continuará siendo un desafío en los próximos años. Debido a ello, la respuesta debe ser coordinada y multidimensional, combinando inversión en tecnología avanzada, medidas preventivas robustas y colaboración estrecha entre empresas y autoridades.

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