El sector de la construcción se enfrenta a un desafío que amenaza con socavar la viabilidad de numerosos proyectos: los robos en las obras. Según el informe “Barómetro del Crimen en la Construcción 2024. Amenazas ocultas” elaborado por BauWatch, esta problemática está causando retrasos significativos en un tercio de los proyectos, poniendo en riesgo plazos de entrega y, por ende, la rentabilidad de las empresas constructoras.
El estudio, basado en encuestas realizadas a 500 trabajadores de proyectos de construcción en Europa, arroja luz sobre una realidad preocupante: el 73% de los encuestados afirma haber presenciado robos al menos una vez al año en sus lugares de trabajo, y una quinta parte (20%) afirma que lo experimentan cada pocos meses.
Desde el punto de vista del desarrollo de la obra, estos robos suponen importantes retrasos y costes económicos. En concreto, el 25% de los participantes en el estudio reporta retrasos de más de cuatro semanas en sus proyectos debido directamente a estos incidentes. En uno de cada cuatro proyectos de construcción se padece un mes o más de demora, alterando cronogramas, incrementando costes y, potencialmente, dañando la reputación de las empresas involucradas.
Impacto económico del robo en obras
Desde el punto de vista económico, las estimaciones del informe indican que las empresas europeas del sector pierden al menos 1.500 millones de euros anuales debido al robo de equipos y materiales. Y esta cifra, ya de por sí alarmante, podría ser conservadora, ya que no tiene en cuenta los incidentes no reportados, que se presume son numerosos.
Al respecto, el proveedor de servicios, Cornerstone Projects, estima que los retrasos en la construcción pueden costar entre el 10 y el 50% del coste total del proyecto. Dado que esta factura se suma al coste original, es fácil ver cómo el robo impacta negativamente en los resultados finales.
El 20% de los bienes robados son vehículos, maquinaria de alto valor o tejas para cubierta
Entre los materiales más deseados, el informe destaca el cobre que, por su escasez, siempre se ha convertido en uno de los más atractivos para los delincuentes. A ello se suma que su valor está aumentando debido al papel que desempeña en la transición energética.
“Necesitamos cobre para las turbinas eólicas, paneles solares y coches eléctricos, por lo que no sorprende que casi dos tercios (61%) de las personas entrevistadas dijeron que era una mercancía muy deseable para robar”, recoge el informe elaborado por BauWatch.
“Los cables también son regularmente objetivos de los criminales y nuestros datos muestran que el 51% de los encuestados los citó como material comúnmente robado. Esto se roba típicamente en trabajos ferroviarios y proyectos de telecomunicaciones y ha sido desde hace tiempo un desafío a controlar para estas industrias”, reza el informe “Barómetro del Crimen en la Construcción 2024. Amenazas ocultas”.
Las consecuencias económicas de estos robos van más allá del valor inmediato de los materiales o equipos sustraídos. Los retrasos en los proyectos pueden desencadenar una serie de efectos en cascada: aumento de los costes operativos, penalizaciones por incumplimiento de plazos, y en casos extremos, la pérdida de contratos futuros.
El daño a la reputación es otro factor a considerar. Las empresas que sufren robos recurrentes pueden enfrentar una pérdida de confianza por parte de clientes y socios comerciales. En un sector tan competitivo como el de la construcción, donde la confianza y la eficiencia son fundamentales, este daño puede tener consecuencias a largo plazo en la capacidad de una empresa para asegurar nuevos proyectos.
Motivos de los robos en obras
¿Qué factores están contribuyendo a esta ola de criminalidad en las obras? El informe de BauWatch identifica varios elementos clave. La alta rotación de personal y la naturaleza temporal de muchos proyectos de construcción crean un entorno propicio para la actividad delictiva. La constante entrada y salida de subcontratistas dificulta el control y la supervisión efectiva de quién tiene acceso a las instalaciones y materiales.
Además, la presión por cumplir con plazos ajustados y presupuestos limitados a menudo lleva a sacrificar inversiones en seguridad. Muchas obras carecen de medidas de seguridad contra robo adecuadas, convirtiéndose en blancos fáciles para los delincuentes. La ubicación de los proyectos también juega un papel crucial: aquellos situados en áreas urbanas con altos índices de criminalidad y escasa vigilancia son particularmente vulnerables.
Perfil de los delincuentes en obras de construcción
En cuanto al perfil de los delincuentes que perpetran estos robos, el informe señala que el 19% de los incidentes son atribuidos a “delincuentes internos”, es decir, empleados o subcontratistas que aprovechan su conocimiento y acceso a la obra para sustraer materiales o equipos.
Sin embargo, la mayoría de los robos (50%) son obra de oportunistas que aprovechan la falta de seguridad en las obras. Estos individuos, al percibir la vulnerabilidad de los sitios de construcción, ven una oportunidad de obtener ganancias rápidas con un riesgo relativamente bajo.
El informe también revela un dato inquietante: un tercio de los encuestados reporta haber sido abordado por personas que intentan vender materiales robados, lo que indica la existencia de un mercado negro bien establecido para estos bienes.
Cómo mejorar la seguridad en las obras
Frente a esta situación, el informe de BauWatch propone una serie de recomendaciones para que las empresas del sector puedan protegerse mejor mediante, por ejemplo, la inversión en tecnología de seguridad emerge como una prioridad. Sistemas de cámaras CCTV avanzados, alarmas inteligentes y dispositivos de seguimiento para equipos valiosos pueden actuar como potentes disuasores y, en caso de que ocurra un robo, facilitar la recuperación de los bienes sustraídos.
La implementación de barreras físicas también juega un papel crucial. Vallas temporales de alta seguridad y una buena iluminación en todo el perímetro de la obra pueden reducir significativamente las oportunidades para los delincuentes oportunistas. Estas medidas, aunque representan un coste inicial, pueden resultar en ahorros sustanciales a largo plazo al prevenir robos y sus consecuentes retrasos.
La formación y concienciación del personal emerge como otro pilar fundamental en la estrategia de prevención. Capacitar a los empleados sobre la importancia de la seguridad, cómo identificar actividades sospechosas y los protocolos a seguir en caso de detectar un incidente, puede crear una cultura de vigilancia colectiva que dificulte la actividad delictiva.
El robo en obras de construcción se ha convertido en un problema que requiere una respuesta coordinada y multifacética. Las empresas del sector no pueden permitirse ignorar esta amenaza, que no solo pone en riesgo sus activos materiales, sino que también compromete la viabilidad y reputación de sus proyectos.
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