El sector de la construcción está viviendo un indudable auge del uso de los flujos de trabajo BIM, lo que está yendo unido a un aumento de las licitaciones de proyectos que existen este tipo de tecnología. Sin embargo, aún son muchos los promotores de proyectos (tanto públicos como privados) que exigen una serie de requisitos BIM en la fase de diseño en sus pliegos sin tener la capacidad real para gestionarlos posteriormente. Una práctica que genera problemas, retrasos e ineficiencia al existir una gran brecha entre lo que se solicita sobre el papel y lo que realmente se entrega en la obra. La falta de definición clara convierte la tecnología en una barrera administrativa en lugar de una solución productiva.
Ante esta situación y después de analizar numerosos casos, buildingSMART Spain ha publicado una nueva guía técnica donde identifica muchos de estos problemas y propone soluciones. En concreto, el documento pone el foco en la necesidad de racionalizar los requisitos exigidos a los estudios de arquitectura e ingeniería en el uso del BIM en la fase de diseño.
El objetivo principal de estas recomendaciones es alinear la demanda de información con la madurez real de los agentes implicados. No tiene sentido solicitar modelos complejos si el cliente no dispone de las herramientas ni el conocimiento para validarlos. De este modo, el propósito es el de optimizar recursos y no generar burocracia digital innecesaria en los despachos.
El BIM en la fase de diseño requiere un enfoque pragmático que priorice la utilidad de los datos sobre la cantidad de información. Por ello, la guía de recomendaciones de la asociación propone un cambio de mentalidad necesario para abandonar el «pedir por pedir». La eficiencia en la construcción comienza con una redacción coherente y sensata de las condiciones de contratación.
Un diagnóstico necesario para el sector
La asociación buildingSMART Spain, a través de su grupo de trabajo, lanzó este documento en diciembre de 2025 como respuesta a la confusión generalizada que existe en muchas licitaciones públicas y privadas. El texto analiza las carencias actuales y propone soluciones para redactar pliegos que sean viables técnica y económicamente.
En este sentido, uno de los problemas de fondo reside en la falta de conocimientos específicos por parte de muchos organismos licitadores. Los redactores de pliegos tienden a copiar y pegar requisitos de proyectos anteriores sin adaptarlos a la realidad del contrato actual. Esto provoca que se soliciten niveles de desarrollo (LOD) muy altos en fases tempranas donde no aportan valor. Los equipos de diseño invierten horas en generar datos que nadie revisará jamás.
Los redactores de pliegos tienden a copiar y pegar requisitos de proyectos anteriores sin adaptarlos a la realidad del contrato actual
Esta dinámica afecta directamente a la rentabilidad de las empresas y a la calidad final del proyecto arquitectónico. La guía de buildingSMART identifica estos puntos de dolor y establece una hoja de ruta clara. La estandarización de los procesos es la única vía para garantizar la seguridad jurídica de los contratos.
Definición de usos BIM en la fase de diseño: la clave está en priorizar
Una de las recomendaciones más potentes del documento se centra en la selección crítica de los usos BIM. La guía sugiere limitar los objetivos a aquellos que sean estrictamente necesarios para el éxito del proyecto. Es preferible dominar tres usos básicos que fracasar en el intento de implementar veinte complejos. La coordinación 3D, la obtención de planos y la extracción de mediciones deben ser la base de cualquier implementación inicial.
La coordinación 3D, la obtención de planos y la extracción de mediciones deben ser la base de cualquier implementación inicial
Asimismo, el promotor del proyecto debe realizar un ejercicio de honestidad y evaluar su propia capacidad para gestionar la información recibida. Solicitar usos avanzados como el análisis energético o el mantenimiento requiere un equipo preparado. Si la administración o el cliente privado no pueden auditar esos modelos, el requisito se convierte en papel mojado. Por ello, la guía insta a ajustar las expectativas a la madurez digital real de la organización.
La correcta aplicación del BIM en la fase de diseño depende de esta contención inicial en los requisitos. Los pliegos deben especificar qué se quiere conseguir y cómo se va a verificar su cumplimiento. Un uso BIM mal definido genera ambigüedad y conflictos contractuales durante la ejecución del trabajo. La claridad en la definición de objetivos protege tanto al cliente como al proveedor de servicios.
Solvencia técnica y equipos humanos
El documento también aborda con valentía los criterios de solvencia técnica exigidos en los concursos. Muchas licitaciones solicitan perfiles con certificaciones genéricas que no garantizan la destreza real en el manejo de herramientas. buildingSMART recomienda valorar la experiencia demostrada en proyectos de tipología similar. La capacidad de un equipo se mide por sus resultados previos y no solo por la acumulación de títulos.
En concreto, la asociación recoge las siguientes recomendaciones en este punto:
- Evitar pedir solvencias BIM muy superiores a las que el propio adjudicador puede gestionar o que no encajan con la madurez del mercado.
- Valorar experiencia demostrada en proyectos similares y no solo certificados o roles nominales.
La estructura del equipo de trabajo debe estar dimensionada acorde a la envergadura del encargo. No es necesario exigir la figura de un BIM Manager con dedicación exclusiva en proyectos de pequeña escala. Esta exigencia encarece los costes de forma artificial y resta competitividad a empresas pequeñas pero muy cualificadas. La guía propone adaptar los perfiles profesionales a las necesidades reales de cada contrato.
Los pliegos deben permitir que los licitadores propongan la organización más eficiente para cumplir los objetivos. La rigidez en la definición de los equipos humanos suele ser contraproducente y limita la innovación organizativa. La confianza en la solvencia técnica de las empresas debe prevalecer sobre la imposición de organigramas teóricos. El talento digital es un recurso escaso que debe gestionarse con inteligencia.
Hacia la estandarización de los entregables
La variabilidad en los formatos de entrega es otro de los grandes lastres que identifica el informe. Cada promotor suele pedir la información de una manera diferente y con estándares propios o inexistentes. Esto obliga a las ingenierías y estudios a reconfigurar sus procesos internos para cada nuevo cliente. La guía aboga por el uso de estándares y formatos abiertos y clasificaciones comunes que faciliten el intercambio de datos.
La verificación automática de la calidad de los modelos es un aspecto fundamental para agilizar las entregas. Los pliegos deben establecer reglas claras y un marco común basados en verificaciones automáticas y listas de comprobación básicas y acordadas. Si un requisito no se puede medir o verificar de forma objetiva, debería eliminarse del contrato. La subjetividad en la revisión de los entregables es una fuente inagotable de disputas.
Una visión de futuro para la licitación
La implementación de estas recomendaciones supondría un nuevo paso adelante hacia la madurez del sector AECO en España. El Plan BIM de la Administración General del Estado ya marca el camino hacia la digitalización obligatoria en la contratación pública.
Sin embargo, la normativa por sí sola no garantiza el éxito si no va acompañada de criterio técnico. Documentos como el de buildingSMART Spain son herramientas indispensables para aterrizar la ley en la práctica diaria. Hay que entender que la tecnología BIM no es un fin en sí mismo. Su valor reside en su capacidad para mejorar la toma de decisiones y reducir los errores en obra.
Un pliego bien redactado es la primera piedra de un edificio eficiente y sostenible. La calidad de la arquitectura futura depende directamente de la calidad de los procesos de contratación actuales.
La guía de buildingSMART Spain ofrece una oportunidad para corregir vicios adquiridos y profesionalizar la demanda. Promotores, arquitectos e ingenieros comparten el interés común de trabajar en un entorno más predecible y ordenado. Aplicar el sentido común y la contención en los requisitos digitales es la mejor estrategia posible. Menos requisitos, pero mejor definidos, significan más calidad y mejores proyectos.
De este modo, las principales recomendaciones refuerzan la necesidad de:
- Homogeneizar y simplificar los requisitos BIM en licitaciones y definir claramente qué es obligatorio y qué es valorable. En esta línea, disponer de un conjunto de “Pliegos Tipo” podría ser de gran utilidad.
- Establecer un marco común de calidad basado en verificaciones automáticas y listas de comprobación básicas y acordadas.
- Alinear el nivel de solvencia y los usos BIM con la capacidad real de los promotores y de los equipos de diseño.
- Asegurar que la toma de decisiones BIM en la Administración esté respaldada por roles claros y personal formado. De poco sirve disponer de un pliego con requisitos BIM bien definidos, si el órgano de contratación no dispone de personal cualificado para la gestión BIM del proyecto.
- Convertir el BEP en un documento realmente operativo, estableciendo plazos concretos de aprobación.



















You must be logged in to post a comment Login