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Edificio con vegetación integrada y tecnologías sostenibles, representando la arquitectura regenerativa.
Edificio con vegetación integrada y tecnologías sostenibles, representando la arquitectura regenerativa.
Edificio con vegetación integrada y tecnologías sostenibles | Paula Prekopova

Construcción

Arquitectura regenerativa. ¿Está preparado el sector para su mayor salto evolutivo?

La arquitectura regenerativa no es solo el futuro de la construcción; es el presente que activa ecosistemas, comunidades y economías

La historia de la arquitectura está marcada por un avance constante hacia enfoques sostenibles. Gracias a estos pasos, los edificios han logrado minimizar su impacto negativo en el medio ambiente, reduciendo emisiones, consumos y residuos. Sin embargo, en un mundo azotado por la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, surge una pregunta incómoda: ¿es suficiente simplemente minimizar el daño cuando el planeta exige ser sanado y restaurado?

Ante esta situación, el concepto de arquitectura regenerativa surgió con el objetivo de ir más allá de la mera sostenibilidad, buscando unir arquitectura con la restauración y renovación del entorno, devolviendo a la naturaleza incluso más de lo que se toma de ella, El fin: alcanzar un impacto neto positivo en los entornos en los que se construye

El término fue acuñado por William McDonough y Michael Braungart en su libro Cradle to Cradle: Remaking the Way We Make Things en 2002, y desde entonces ha sido faro para quienes imaginan una arquitectura que suma y no resta. Para ello, la arquitectura regenerativa parte de una premisa: no solo es posible edificar sin perjudicar, sino que construir puede convertirse en un acto de curación ambiental. 

Bajo este paradigma, los edificios dejan de ser simples artefactos funcionales y se transforman en herramientas de reparación ecológica y social, capaces de regenerar ecosistemas, revitalizar comunidades y dinamizar economías.

El edificio como ecosistema vivo: principios que suman y que no restan

Imaginar un edificio como un organismo vivo no es poesía: es una declaración de intenciones. Para hacerlo realidad, la arquitectura regenerativa interpreta el inmueble como un ecosistema que dialoga activamente con su entorno, contribuyendo a revitalizar –no solo a coexistir– la naturaleza y los sistemas sociales que lo rodean. Se trata de comprender que la arquitectura es una extensión del lugar, tejido en la red de la vida, y una palanca para la regeneración de paisajes y comunidades.

Los principios que materializan esta filosofía transformadora son:

Integración de la naturaleza (Biodiversidad y salud)

No se trata solo de sumar plantas por estética: la biomimética inspira diseños que replican procesos naturales e integran masa vegetal que convierte al edificio en “un ser que respira”. Estos inmuebles absorben dióxido de carbono, reducen el efecto isla de calor, purifican el aire urbano y ayudan a regular la humedad. Los beneficios no son solo ambientales: está comprobado que la presencia de vegetación y conexión con lo vivo eleva el bienestar y la salud física y mental de los usuarios.

Gestión inteligente del agua: ciclo cerrado y resiliencia

La arquitectura regenerativa adopta una gestión activa y resiliente del agua, abordando tanto la escasez como el exceso mediante la captación y almacenamiento de aguas pluviales, la reutilización de aguas grises para riego y sanitarios y, en casos avanzados, el tratamiento de aguas residuales en el propio edificio. Soluciones como los váteres secos para compostaje permiten cerrar por completo el ciclo del agua y nutrir de vida los suelos, transformando la edificación en eslabón de la ecología local.

Materiales que «vuelven a casa»: circularidad y salud

El paradigma “cradle to cradle” prioriza materiales naturales, locales y de baja transformación –madera, piedra, paja, barro– que pueden desmantelarse y reutilizarse, devolviendo a la arquitectura la condición de “banco de materiales” para generaciones futuras. Esta visión reduce el impacto ambiental, elimina residuos y, en suma importancia, potencia entornos interiores saludables y libres de tóxicos para las personas.

Energía autogenerada: Autosuficiencia y eficiencia

El edificio regenerativo no solo reduce su demanda energética, sino que produce su propia energía mediante renovables locales (fotovoltaica, eólica, geotermia, aerotermia), a la vez que adopta una lógica bioclimática: la orientación, los aislamientos y la ventilación natural minimizan la necesidad de tecnología compleja y garantizan confort y eficiencia durante todo el año.

Nutriendo a la comunidad: Resiliencia social

La regeneración trasciende lo físico: integrar huertos urbanos, fomentar la permacultura y la autosuficiencia alimentaria refuerza la autonomía y la resiliencia comunitaria. Así, la arquitectura se convierte en motor de salud, cohesión y economía local, privilegiando los circuitos cortos y el bienestar colectivo.

Casos de arquitectura regenerativa

Para comprender el impacto real que la arquitectura regenerativa puede tener sobre el entorno, basta observar algunos de los proyectos que ya están cambiando la narrativa global de la construcción. Cada iniciativa suma valor ambiental, social y económico de forma tangible:

Rambla Climate House (Murcia)

Rambla Climate-House, en Molina de Segura, es un proyecto diseñado por Andrés Jaque y Miguel Mesa que ejemplifica cómo naturaleza y vida cotidiana pueden coexistir. Este hogar actúa como dispositivo climático: recoge aguas pluviales, monitoriza la humedad con sensores y crea un microclima que recupera la biodiversidad local

Más que una casa, es un manifiesto, una invitación a repensar nuestro modo de ser como habitantes y a priorizar el bienestar colectivo y la sostenibilidad en plena crisis climática.

Bosco Verticale (Milán)

En pleno corazón de Milán, los dos icónicos rascacielos del Bosco Verticale albergan más de 900 árboles y miles de arbustos y plantas. Su presencia permite captar hasta 30 toneladas de CO2 al año y liberar oxígeno fresco, actuando como filtro natural del aire y atrayendo biodiversidad a la ciudad. Sus residentes disfrutan de una mejora significativa en la calidad de vida, valores inmobiliarios superiores y vistas que son puro espectáculo.

One Central Park (Sídney)

Este complejo residencial destaca por sus jardines verticales –más de 250 especies vegetales colonizan las fachadas– que, combinadas con espejos móviles, regulan la temperatura, minimizan la necesidad de climatización artificial y limpian el aire. El resultado es doble: alta eficiencia energética y una experiencia visual que inspira el sentido de pertenencia y el disfrute de un entorno vivo.

LILAC (Leeds)

LILAC es un ejemplo de vivienda cooperativa basada en materiales de bajo carbono (paneles de madera, balas de paja) y en la agricultura urbana. Aquí, los residentes no solo viven, sino que gestionan y nutren juntos su propio ecosistema, compartiendo huertos, responsabilidades y valores. El impacto de este modelo se extiende al bienestar social, las finanzas y la creación de auténtica resiliencia vecinal.

Kampung Admiralty (Singapur)

En Singapur se alza Kampung Admiralty, un complejo vertical que redefine la convivencia urbana para una sociedad intergeneracional y longeva. Aquí, la arquitectura es una plataforma para la salud integral: viviendas, centros médicos, comercios y jardines se entrelazan en un tejido pensado para el bienestar físico y emocional. Espacios abiertos, vegetación exuberante y una accesibilidad universal invitan al encuentro, al movimiento y a la contemplación cotidiana, especialmente para quienes han acumulado más años y experiencias.

Pero la innovación de este proyecto no se detiene en lo visible. Kampung Admiralty apuesta por soluciones ambientales de vanguardia: desde la captación de agua de lluvia y la integración de paneles solares hasta la aplicación de techos verdes y sistemas de ventilación natural. 

La fusión que hace de sostenibilidad ambiental y regeneración social rompe las barreras del diseño tradicional: crea espacios y activa nuevas formas de convivencia, tejiendo vínculos entre generaciones

¿Cómo integrar la arquitectura regenerativa entre los profesionales del sector?

Los ejemplos anteriores evidencian una oportunidad sin precedentes para arquitectos, ingenieros, constructores e instituciones: la arquitectura regenerativa atesora el potencial de transformar el sector y liderar su salto evolutivo.

  • Para arquitectos e ingenieros. Es esencial adoptar un pensamiento sistémico y formarse en técnicas constructivas sostenibles, incluyendo la bioarquitectura, la biomimética y la neuroarquitectura.
  • Para constructores y promotores. Apostar por la arquitectura regenerativa no solo permite anticiparse a futuras regulaciones ambientales, sino posicionarse como líderes de mercado, al ofrecer proyectos diferenciados y resilientes que aportan valor a largo plazo y dinamizan las economías locales.
  • Para autoridades y organismos públicos. El diseño regenerativo es ya una prioridad estratégica. Toca crear políticas urbanas que incentiven –o exijan– su adopción, introduciendo beneficios fiscales, nuevas normativas o programas piloto que conviertan nuestras ciudades en laboratorios vivientes de regeneración.
  • Para inversores. La demanda de activos verdes y resilientes crece de manera exponencial; apostar por la arquitectura regenerativa minimiza riesgos, reduce costes climáticos y asegura la viabilidad de las inversiones a largo plazo. Es el momento de priorizar proyectos que sumen valor neto para el entorno y la sociedad.
  • Para académicos y estudiantes. El campo de investigación y desarrollo en arquitectura regenerativa es inmenso y fértil: desde la experimentación con materiales, la restauración de ecosistemas urbanos, hasta la creación de nuevas metodologías de enseñanza y aplicación práctica que renueven el sector desde sus cimientos.

La arquitectura regenerativa es una filosofía de diseño madura, necesaria y poderosa para hacer frente a la crisis ambiental y social. Hoy tenemos la oportunidad –y el deber profesional– de transformar nuestro papel en el planeta: pasar a minimizar daños y hacer que el sector de la construcción sea una herramienta de sanación, prosperidad y equidad.

La realidad nos muestra que ya hay ciudades con edificios que mejoran la salud, renuevan recursos y alimentan comunidades. Apostar por esta cultura regenerativa es apostar por un futuro donde la arquitectura deje huella positiva en el paisaje y en la sociedad.

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